Acerca del espectáculo


"La época era propicia. Los cambios que se suscitaban podían facilitar la intromisión de ritos y antiguas leyendas. Las consecuencias devastadoras eran comunes, y a la vez el mejor campo de batalla para cualquiera de estas intervenciones. Su llegada era esperada por unos cuantos, pero descreída por la mayoría."

Muchas son las veces en las que nos parece que la vida que nos ha tocado en suerte no se corresponde con nuestros deseos.

Varias son las maneras también en las que podríamos dar vuelta nuestro destino. En este marco, la imaginación no deja de entrometerse proponiendo sus propias soluciones; Mefistófeles ha sido el personaje más conocido, que se nos ha acercado con un contrato que resulta muy difícil de rechazar, brindándonos una infinidad de tentadores beneficios que permiten torcer nuestro destino. Pero ha cambio siempre, siempre... nuestra alma.

Akutagawa Ryunosuke a través de sus relato nos da la posibilidad adentrarnos en un mundo en el cual, a la intriga que ya nos genera la distancia de la cultura oriental le suma un punto de vista personal donde la narración implica la elección de un camino por parte de los personajes que aparentemente los puede llevar a un solo destino; pero sin embargo es aquí donde la mano maestra se destaca, ya que en la resolución de sus historias pueden producir vuelcos, cambios o profundizaciones en la fortuna de los protagonistas que nos abre la puerta a una nueva dimensión.

En la intersección de estos párrafos es donde intenta ubicarse “Siete vidas para Otomi”.

La puesta en escena no solo tiene como referente al escritor de oriente, autor de Rashomon, como guía en la construcción del relato, sino que todos las variables que la componen se hallan subordinados a lo que hemos definido, como lo “japonés”; Borges dice: “...cierta tristeza reprimida, cierta preferencia por lo visual, cierta ligereza de pincelada, me parecen... esencialmente japonesas" (1). Esto, unido a la distancia que nos separa temporal y espacialmente con el planeta de “La virginidad de Otomi”, la cual deja abiertos huecos muy precisos (como ya se ha mencionado, relacionados en general a los usos y costumbres de oriente), que nuestra imaginación debe ocupar, han sido los puntales de nuestra edificación.

Por lo tanto, el objetivo ha sido la instauración de un dimensión que contuviese las características a las que se hace referencia, teniendo claro las particularidades de nuestro espacio escénico y actores.

Se ha puesto especial énfasis en la “ilusión”. El cosmos erigido se encuentra alejado de nuestro cotidiano; por lo que apelando a la arquitectura de oriente, sumado a una fuerte presencia lumínica y un alto protagonismo sonoro

(ambos generadores de la espacialidad obtenida), un lugar de desarrollo de los actores, pequeño y hermético, y la dinámica de los protagonistas, se intenta obtener una unidad que posea cualidades propias, una especie de realidad mágica. Un mundo que intercepta al nuestro, haciendo chocar sus lógicas.


(1) En Akutagawa Ryunosuke, Kappa. Los engranajes, Buenos Aires, Ediciones Mundonuevo, 1959.


FUNCIONES REALIZADAS


2008


AUDITORIO IMAGINE
Buenos Aires.

HIJOS DE LOS BARCOS

Banfield, Buenos Aires.

EL TABLADO
Bahía Blanca, Buenos Aires.

TALLER TEATRAL 441
Pringles, Buenos Aires.

C.P.E.M nº 48
Neuquén Capital.

ESCUELA SUPERIOR DE BELLAS ARTES
Neuquén Capital.

CASA DE LA CULTURA
General Roca, Río Negro.

COLEGIO MANUEL BELGRANO.
Cipolletti, Río Negro.

UnTER
Cipolletti, Río Negro.

LA CONRADO CENTRO CULTURAL
Neuquén Capital.

TEATRO MARIO SOFFICI, CLUB GEBA.
Buenos Aires.

2007

El CRISOL
Buenos Aires.

NAZACA
Buenos Aires.

1º FESTIVAL DE TEATRO INDEPENDIENTE: PIROLOGIAS
Villa Bosch, Buenos Aires.

4º FESTIVAL DEL COPETE
San Justo, Buenos Aires.

2º CONGRESO NACIONAL DE TEATRO
Dpto. de Artes Dramáticas, IUNA, Buenos Aires.